lunes, 3 de octubre de 2011

EL REY DE LOS PREDICADORES PREDICANDO EL REY DE LOS SERMONES

Un paseo por Mateo 7:21 al 24


En la fotografía casas construidas “sobre la arena” en las Islas Canarias, son la fuente de un debate con el Gobierno español que tiene intenciones de demolerlas

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.



Entre un momento en el contexto del pasaje. Jesús, esta en el monte, pasea a cielo abierto, enseñando.
Cualquiera que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

NO, ASI NO. Tiene que meterse en el pasaje, sino, la Palabra no tendrá sentido para usted.

A ver, déme la mano, acompáñeme... por aquí... siéntese por un momento en esta piedra... no, en esa no... Si aquí...cuidado... ahora si, ¿esta cómodo? Bueno ¡es una piedra! Respire hondo el aire de este cerro, ¿siente la mezcla de aromas de flores y hierbas? Mire el cielo, vea las bandadas de aves que regresan a sus nidos, ¿Había visto alguna vez, un cielo tan celeste? Disfrute la brisa en la cara ¿la siente? Bien, ahora si escuche la voz del Señor, no pierda palabra. El le habla a usted. Esta terminando, es nada menos que “EL SERMON DEL MONTE”. Escuche lo que dice:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,

sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Por favor, preste especial atención a estas palabras: “sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”

Así que, para el Señor Jesús, el paso fundamental, que permite acceder al reino de los cielos es: HACER LA VOLUNTAD DEL PADRE.

Según entiendo para lograr esto se necesitan dos cosas: Primero: Conocer esa voluntad. Y segundo: La fuerza o capacidad para llevarla a cabo.

No se puede lograr lo primero sin leer la Biblia, porque es allí donde la voluntad de Dios se revela. Y no se puede hacer lo segundo sin orar, porque es en el “lugar secreto” donde se recibe la fuerza y la capacidad del Espíritu Santo para llevar a cabo lo que nos fue mostrado en la Escritura.


Vale decir, una persona que no lee la Biblia y no ora, no puede hacer la voluntad divina y por ende, peligra aun su salvación ya que según Filipenses 2, esta necesita de ciertos cuidados:

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido,

no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora

en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación

con temor y temblor (v.12)

Pero siga un momento mas, escuchando al Mesías:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace,

le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon

contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace,

le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos,

y dieron con ímpetu contra aquella casa;

y cayó, y fue grande su ruina”. (Mateo 7:24-27)

¿Vio cual fue la conclusión del Sermón? Se debe OIR la Palabra (o leerla lo cual es lo mismo) Y se debe HACER.

El que OYE (o lee) y pone en practica la enseñanza, es el hombre que edifico su casa sobre la roca. Mientras que aquel que OYE (o lee) y no pone en practica la enseñanza, es el que edifica sobre arenas movedizas. Dos tipos de personas.

Pero yo encuentro un tercer tipo de personas ¿acaso no ha tropezado usted con esos creyentes que no quieren oír? Porque, por ejemplo, son negligentes en su lectura Bíblica personal o ni siquiera, se les cruza por la cabeza, sentarse a escuchar a un maestro de la Biblia, o se “aburren” si alguien al predicar, no solo habla de milagros y prosperidad sino que quiere sembrar algún principio bíblico.

Ese hombre ni siquiera OYO la voluntad del Padre ¿como habría de hacerla? Es como un hombre que esta desnudo en la playa, cuando llega la lluvia, crece el río, soplan vientos huracanados. Es casi imposible hasta que sobreviva ¿no?

¿Cual de las tres personas es usted? ¿El primero? Si, eso supuse...