miércoles, 14 de marzo de 2012

EL CUARTO NIVEL

Imagino esa charla de Abraham intentando salvar Sodoma. Imagino la sonrisa triste de Dios al intentar contestarle. Una sonrisa tierna y amable de un padre ante un hijo sin conocimiento. No entiende Abraham que no hay nadie en el mundo mas interesado en salvar Sodoma que Dios mismo. Tampoco entiende que Dios ya sabe cuantos justos hay allí (uno solo: Lot) Se puede ver a un Dios accesible a las personas. Abraham piensa que Dios puede pecar de injusticia y desconocer la situación. No obstante Dios visita a ese hombre y responde a sus atrevidas preguntas con paciencia y amor, sin reproche alguno. Servimos a un Dios de amor. Abraham dio por sentado que tenia que haber cinco justos por eso no continuo con su oración. Y no se lo puede culpar, era una cuenta simple: Lot, su esposa, las dos hijas y los dos novios de ellas (seis personas). Porque, aunque Lot no hubiese influenciado a sus vecinos y amigos debería haberlo hecho sobre su círculo intimo. Ni siquiera eso, ni aun a los que le rodeaban. Que cosa tan terrible!! Y por un hombre que no influencio ni siquiera a su círculo mas intimo, Dios tuvo que destruir una ciudad. Un hombre podría haber dado vida, pero trajo muerte. Hay cuatro niveles de ministerio en los que se debe influir. Como un edificio de cuatro pisos, se deben ir conquistando uno por uno, y es casi imposible conquistar el segundo sin conquistar el primero El primer nivel soy yo mismo. El segundo nivel es mi familia. Pero si yo no puedo gobernarme a mi mismo difícilmente podré influenciar a mi familia. Este es el nivel donde Lot falló y condeno a Sodoma. Pensemos bien en eso. Trabajemos en el evangelismo de nuestra familia. Con amor, servicio, paciencia. Invirtamos tiempo, escuchemos, oremos. Si cada mujer que va sola a nuestra iglesia (y son muchas) gana a su esposo y a sus hijos, la Iglesia en nuestra ciudad crecería un 200% sin inversión alguna en evangelismo. El tercer nivel son los amigos y vecinos. Si se alcanzo el éxito con la familia y los hijos, va a ser fácil ganar este nivel. ¿Que familia hoy, de nuestros amigos y vecinos no tiene problemas familiares? ¿Y que persona no quiere conocer el secreto del éxito en el hogar? Así que si usted halla el éxito en el segundo nivel, ellos van a venir a usted y usted solo tendrá que testificar. El cuarto nivel son los desconocidos. Pero a esta altura no habrá una sola persona que no halla visto amigos y familias enteras cambiadas. Sera tan difícil como es hoy? Pienso que no. Todos nuestros problemas surgen de querer conquistar primero el nivel cuatro, sin tocar los otros tres niveles. Eso es tan fácil como querer subir al cuarto piso de un edificio sin pisar los tres pisos inferiores. Eso son las “estrategias de evangelismo” Son un entrenamiento descabellado por llegar al cuarto piso sin pisar los otros tres. Entonces necesitara entrenar a los cristianos en paracaidismo, ala deltismo salto alto, alpinismo etc. Todo para poder alcanzar a desconocidos. Por eso gastamos millones de dólares en eventos, cruzadas, alquiler de estadios, seminarios, canales de tv, radios, periódicos etc. Y aun así los resultados son mediocres. ¿Tenia alguno de estos medios la iglesia primitiva? ¡No! ¿Cual fue su resultado? Gano su entorno (aun bajo persecución). ¿Cual fue su secreto? Simple, cuando alguien se convertía su vida cambiaba dramáticamente, (se conquistaba el primer nivel, el mas difícil) Luego lo demás se iba simplificando mas y mas. Dios nos ayude, a conquistarnos a nosotros mismos y luego a nuestras familias.

lunes, 5 de marzo de 2012

EL FALSO DISCIPULO

Es de vital importancia distinguir lo falso de lo verdadero.

Las marcas de seguridad en un billete, el estudio de la firma de un pintor, el control de la etiqueta en una prenda de vestir, son esfuerzos que se realizan para hacer esta distinción. Vivimos rodeados e invertimos gran parte de nuestro tiempo y dinero en esta actividad: distinguir falso de verdadero.

Ahora bien es sumamente importante para nuestra salvación el conocer si somos discípulos falsos o verdaderos.

Jesús hablando de este tema muestra las "marcas de seguridad" que distinguen a un verdadero discípulo:

El verdadero discípulo se caracterizara por:


Amar todo un poco menos que al Señor


“El que quiere a su padre o a su madre más que a mí
no es digno de mí;
el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí
no es digno de mí”
Mateo 10:37


Estar dispuesto a morir de la forma más humillante posible


“y el que no toma su cruz y me sigue
no es digno de mí.”
Mateo 10:38


Perder la vida de la manera que el mundo interpreta que se pierde y ganar una vida de la manera en que Dios interpreta que se gana.


“El que encuentre su vida, la perderá,
y el que la pierda por mi causa, la encontrará.”
Mateo 10:39

Si se quiere entender claramente lo que Jesús quiso decir con estas palabras será bueno mirar el ejemplo de la iglesia primitiva:

-Amaron al Señor más que a cualquier otra persona de este mundo.

-Perdieron por amor al Señor sus familias, casas, trabajos, posición social y patria (y claro está, toda comodidad, lujo, acceso a buena comida o ropa)

-Siempre –indefectiblemente- entendieron que lo que podía haber mas cerca, la bendición más inmediata que podían recibir en el momento de su conversión, no era sanidad o prosperidad sino el ser torturados hasta morir por su Señor.

Esto dá por tierra con la idea de la iglesia súper prospera, que tiene riquezas, poder mundano, casas, autos de lujo, negocios etc. Ese amor a esta vida y a las cosas materiales es anti- evangélico.

Ahora bien, da la impresión que si se predica este evangelio de la cruz y la negación nadie se va a convertir y por el contrario la predicación de que Dios transformara autaomaticamente a la persona en alguien prospero, sano y con un hogar feliz atraerá mucha gente al reino de Dios: MENTIRA DIABOLICA. La predicación de la cruz y la negación que predicó la iglesia primitiva, convirtió a casi todo el mundo romano en dos siglos. La misma predicación hizo crecer a la Iglesia soviética y a la iglesia china, en medio de una horrible persecucion.

La predicación de la “felicidad ahora” de la Iglesia moderna no solamente no gana a nadie sino que pierde año a año porcentajes significativos de creyentes. Esto sin mencionar la gran cantidad de creyentes (no cristianos) que albergan las iglesias (personas tramposas, avaras, superficiales, carnales, que aman mas su propia comodidad que al prójimo) y era natural que esa predicación engendrara a tales creyentes.

Siendo que vemos a países de raíz protestante (Alemania, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos por ejemplo) perder año a año el uno o dos por ciento de los asistentes a sus iglesias, y vemos de la misma manera como en esos mismos países crecen religiones como el Islam un uno o dos por ciento anual, deberíamos considerar volver a la verdadera predicación.

El verdadero discípulo tendrá su mirada puesta en el galardón que le dará su Señor y no el hombre o el mundo o no será verdadero discípulo.

Señor ayúdame hoy a tomar la decisión correcta de ser quien debo ser.